Parte del recorrido principal del lugar es la ruta del camino llamado comúnmente terraplén, este camino fue habilitado a través del bosque para llevar las vías del ferrocarril, y, en las partes escarpadas, se construyeron túneles para salvar los terrenos difíciles de trazar. En Mexiquillo existen nueve túneles principales, todos con una amplitud de 5 metros y una altura de 6 metros para facilitar el paso del ferrocarril no construido, las longitudes van desde 100 metros hasta 1.68 kilómetros. Están construidos a modo de bóveda de cañón. Es altamente recomendable utilizar linternas en su recorrido ya que en su interior se pierde la visibilidad. El último túnel fue bloqueado en el año 2009 por un deslave ocurrido en tiempo de lluvias.
Fue en el Porfiriato cuando se inicio una obra que prometía ser de las mas importantes del país y de Latinoamérica, el ferrocarril Durango-Mazatlán. La construcción se suspendió durante la revolución para reanudarse en 1928 hasta llegar a El Salto. En 1951 el Presidente Miguel Alemán, a control remoto desde el hotel Belmar dio nuevamente, el banderazo de inicio de la obra para que durante la gestión de Adolfo Lopez Mateos se suspendieran los trabajos indefinidamente. Un eje de desarrollo que quizás hubiera cambiado el destino de nuestra ciudad Durango y los lugares por donde se le tenia proyectado pasar. Después de un gran esfuerzo humano y económico, se pararon los trabajos , nunca se termino la obra y todo, todo quedo ahí perdido entre los fantasmas de sus propias víctimas... hasta ahora
El trazo y bordo del ferrocarril aun cuando no completo siguió desde El Salto pasando por numerosas rancherías y continuando hasta pasar exactamente por un ladito de la Cascada de Mexiquillo donde después de tantos años de estar abandonado, nuevamente esta por cobrar vida, pero ahora como un recurso de turismo aventura.